Las supuestas profecías de Nostradamus o cuando el delirio sustituye el discurso

Dr. Bartolo García Molina
Universidad Autónoma de Santo Domingo
bartologarciam@hotmail.com


        En tiempo de Halley, los cometas eran la utilería de los adivinos, pero ninguna se atrevió a hacer ninguna predicción con tanta precisión como lo hizo Halley siguiendo la ley universal de la gravitación de Isaac Newton 

(Karl Sagan)


1. Contexto teórico

Las profecías conforman un género discursivo heterogéneo poco estudiado desde la perspectiva de las teorías del discurso. En este ensayo quiero explicar y tipificar el discurso de las profecías, para luego abordar un estudio de las llamadas profecías de Nostradamus. Le llamaré predicciones o profecías a todo intento de discurso que pretenda adivinar o predecir el futuro.



Las predicciones o profecías existen desde que el homosapiens tuvo capacidad de hacer representaciones simbólicas. Nuestros antepasados buscaban todo tipo de indicios que les permitieran adivinar o predecir los acontecimientos relacionados con su supervivencia: la lluvia, las tormentas, las guerras, etc. Creyeron ver en los astros, en los animales, en la naturaleza etc. las intenciones y voluntad de los dioses. Los más «vivos» se aprovecharon de su capacidad de predicción o profecía para convertirse en personas sagradas o por lo menos muy respetadas, admiradas y temidas (adivino pertenece a la misma raíz que divino). Monopolizaron la más amplia variedad de predicciones: acertijos, augurios, designios, vaticinios, oráculos o profecías y con ello controlaron la mente de las personas.

El discurso de las profecías ha sido una forma de obtener y reforzar el poder. Es la forma más primitiva del discurso del poder. Sacerdotes, arúspices, adivinos, hechiceros, pitonisas, sibilas, videntes, médium, nigromantes, augures, taumaturgos, curanderos, astrólogos, y profetas,  y toda la gama de charlatanes y embaucadores han pretendido históricamente capitalizar a través del discurso de las profecías la incertidumbre y aspiraciones de las masas.

Las predicciones se pueden tipificar en científicas y no científicas. Las no científicas a su vez se pueden subclasificar en  pseudocientíficas, religiosas, supersticiosas y delirantes. Paso a caracterizar sucintamente cada tipo de predicciones, a fin de determinar en cuál encuadrar las profecías de Nostradamus.

 Las predicciones científicas se caracterizan por basarse en evidencias obtenidas mediante la observación y/o la aplicación del método científico,  la posibilidad de ser comprobadas y falsadas, la precisión y objetividad del discurso que las expresa, por relacionarse con leyes o principios de la ciencia y por tener textura. Ejemplos de predicciones científicas hay por montones en todas las ciencias. Las más impactantes se han formulado en  Química, Física, Biología, Astronomía y Antropología. Un buen ejemplo de predicción científica fue la de Robert Higgs, quien predijo, en 1964,  la existencia de una partícula que le daba masa a la materia, o mejor dicho a otras partículas elementales, ya que se había percatado de que los neutrones y los protones del átomo eran huecos o vacíos. Para comprobar o descartar la predicción o hipótesis de Higgs, se necesitaba una herramienta inexistente en la segunda mitad del siglo XX. Hubo que esperar a la construcción del acelerador y colisionador de partículas, patrocinado por la Organización Europea para la Investigación (Recherche) Nuclear (CERN, por su siglas provisionales de 1952) para realizar la comprobación o falsación de la predicción. Efectivamente, el 04 de julio del 2012 se hizo el  anuncio del hallazgo de la partícula o bossón de Higgs. Se espera que este  hallazgo permita determinar qué pasó fracciones de segundo (menos de una millonésima de segundo) después del inicio de la formación de la materia, o sea, del  Big Bang. En otras palabras, el hallazgo de la partícula de Higgs permitirá retroceder el reloj evolutivo cerca de quince mil millones de años, cuando no existía ni la luz ni la materia.

La ciencia ha hecho predicciones trascendentales que faltan por cumplirse, o que se están cumpliendo: la tierra será impactada por meteoritos o cometas, el sol se extinguirá dentro de varios miles de millones de años, eclipses, terremotos, ciclones, etc. Todas basadas en evidencias, datos y leyes científicas; y formuladas con precisión y claridad, contrario a las no científicas. Pasemos a ver brevemente en qué consisten las predicciones no científicas.

Las predicciones no científicas tienen en común la subjetividad, la imposibilidad de falsarlas, la falta de aplicación del método científico, la ambigüedad,  etc. Se pueden incluir en este grupo las pseudocientíficas, las religiosas, las supersticiosas y las delirantes. Las pseudocientíficas son una imitación de las científicas, pero sin el rigor metodológico, teórico y discursivo que caracteriza a estas últimas. Ejemplos de estas predicciones las encontramos en la medicina natural,  la parapsicología, la numerología, etc.

Las predicciones religiosas o profecías están basadas en un libro sagrado (la Biblia, el Corán, el Popol vuh, Blim Blang, Veda) y en la supuesta comunicación con un dios que asume alguien que se autoproclama su representante. Estas profecías carecen de cohesión, coherencia, isotopía, informatividad y cierre, por lo que en sentido estricto no tienen textura, o sea, no forman textos, más bien son frases sueltas, crípticas, de simbología confusa y de referencias generales o inespecíficos que forman acertijos o enigmas. En este grupo se incluyen los oráculos antiguos, las profecías de los libros sagrados y las “predicciones” de los predicadores mordernos. Ese carácter ambiguo, confuso e inespecífico impide que sean falsada, por lo tanto se pueden ajustar a cualquier evento. Se cuenta que Leónidas decidió inmolarse con sus 300 guerreros las batallas del desfiladero de Las Termópilas, porque había consultado el oráculo sobre el destino de Esparta y que la respuesta fue:

Mirad, habitantes de la extensa Esparta, o bien vuestra poderosa y eximia ciudad es arrasada por los descendientes de Perseo, o no lo es;  pero en ese caso, la tierra de Lacedemón llorará la muerte de un rey de la estirpe de Heracles.
Sucediera lo que sucediera con la invasión de los persas organizada por  Jerje l la profecía se cumpliría, pues Esparta «sería arrasada o no lo es». Se especula que él entendió que para que Esparta sobreviviera él tendría que morir defendiendo el desfiladero.

Históricamente las profecías religiosas no se han diferenciado mucho de las supersticiosas, pero por respeto a los religiosos prefiero mantenerlas separadas. Las «profecías» supersticiosas tienen un poco más de textura que las religiosas, pero son igualmente sin fundamentos empíricos y formuladas de manera que se puedan aplicar a diversas situaciones. Están basadas en las creencias más absurdas y caprichosas. Pertenecen a esta categoría la nigromancia,  la astrología, los horóscopos, las cábalas, la cafetomancia (leer la taza), la piromancia, la quiromancia, la oniromancia (discurso adivinatorio basado en los sueños), los augurios, los presagios, los sortilegios y un largo etc. de «predicciones» basadas en las supersticiones.

En ocasiones las «predicciones» pueden ser el resultado del delirio de alguna persona que se cree con el privilegio de mirar el futuro. Si estos delirios se escriben o transcriben puede suceder que determinada comunidad los asuma como una visión de lo que puede acontecer. Con esto dejan de ser delirios individuales para convertirse en colectivo, y alcanzar la categoría de «profecías delirantes».

 Las «profecías» delirantes son el resultado de los delirios, elucubraciones febriles o alucinaciones de personas a las que se les atribuyen o se auto atribuyen    supuesta capacidad extrasensorial. Estas «profecías», al igual que las supersticiosas se aproximan bastante a las religiosas, pero como no se formulan  en nombre de ningún dios,  ni en base a supersticiones, hay que tratarlas como un tipo diferente de predicciones no científicas. Son expresiones sin ningún tipo de textura: inconexas, incoherentes, sin informaciones, sin referentes claros, con una simbología extravagante, etc. Parecen más bien la expresión del inconsciente de una persona enajenada mentalmente. Un sueño, una pesadilla, un augurio: un delirio surrealista. Es decir, esta es  la escala más confusa de las predicciones no científicas. El caso más conocido de este tipo de «predicciones» es el de las llamadas profecías de Nostradamus. Las profecías pseudocientíficas, las religiosas y las supersticiosas no soportan un estudio serio, pero al menos tienen un punto de partida, un anclaje ideológico, pero las delirantes son el producto de un capricho individual, de un delirio sin sostén teórico, religioso o supersticioso.

2. Estudio de las profecías de Nostradamus

Se asume que el conjunto de «predicciones» de Nostradamus se terminó de formular en 1555. O sea, que estas «profecías» tienen ya 460 años. Desde el punto de vista del discurso, las llamadas profecías de Nostradamus son frases sueltas, imposibles de encajar en género discursivo alguno. Un auténtico adefesio. Aunque muchos dicen que son cuartetas, la verdad es que ni remotamente esas expresiones forman ese tipo de metro. Se trata de un amasijo de palabras o sepa de ideas distribuidas en cuatro líneas (no cuatro versos). Como toda «profecía» delirante, carece de la más mínima coherencia, lógica y consistencia. El absurdo podría ser uno de sus rasgos distintivos. Véase este ejemplo:

El príncipe árabe marte, el Sol, Venus, León
El reino de la iglesia sucumbirá por el mar
Por Persia  bien cerca de un millón,
Bizancio, Egipto hacia.  Serpiente. Inundará. («cuarteta» 25 de la centuria V).

En lo adelante me referiré  amasijo de palabras, o sopas de ideas, como  adefesio  supuesta cuarteta o cuarteta entre comillas, o sea «cuarteta». Del mismo modo que vengo tratando las pseudopredicciones o profecía no científicas.
Se cree que Michel Nostradamus copió «profecías» de otros «adivinos», pues las artes adivinatorias eran monedas corrientes en la época en que este vivió. Algo es seguro: en muchos de sus augurios se escucha el eco del Apocalipsis:
        La luna se obscurecerá en las más negras tinieblas,
        su hermano se teñirá rojo-sangre.
        El gran escondido por largo tiempo en las sombras
        Retendrá el hierro en la herida sangrante

Otras «profecías» con polifonía bíblica son: l:65, l:69; ll:46, ll:70, ll:91;  lV:49, lV, 4:67; V:8; 25: 5, V:38; Vl:2; Vll:7,; Vlll:5, Vlll:70, Vlll:78; lX:62;  y  X:52, entre otras (el prefijo en número romano indica la centuria; y los dígitos en números arábigos indican la supuesta cuarteta. El primer ejemplo se leería: primera centuria, cuarteta 65; o cuarteta 65 de  la primera centuria).

Estructuralmente, el conjunto de frases (para muchos, libro) llamado Profecías de Nostradamus está dividido en diez centurias (supuestamente períodos de cien años) de cien «cuartetas».  O sea, que la colección de predicciones o delirios que ha llegado hasta nuestros días ronda el millar (faltan algunas de la centuria siete). Se cree que Nostradamus estuvo trabajando en las centurias once y doce, pero no hay evidencias. El espacio y el tiempo parecen ser Europa de la época del «adivino» y algunos siglos después.

Los supuestos referentes más recurrentes son: Napoleón, la segunda guerra mundial, reyes, príncipes, naciones, Alemania, Hitler, etc. Lo primero que un lector crítico se preguntaría es por qué tantas «profecías» sobre los mismos hechos; y por qué en cambio se ignoran tantos hechos trascendentes para la humanidad.

Las palabras más recurrentes en las profecías de Nostradamus son: tierra, agua, fuego, aire, cielo, hambre, peste, sangre, libio, céltico, guerras, escasez, reyes, príncipes, naciones, etc. Muy parecidas a los elementos bíblicos y de otros libros sagrados.

Las «profecías» de Nostradamus se pueden clasificar en supuestamente cumplidas, rotundamente fallidas y por cumplirse. Entre las primeras, los seguidores y apologistas de estos delirios señalan las siguientes:

 l:8:  (Rouseau); l:22: (batalla de Waterloo);  l:26;   y   l:31  (segunda guerra mundial); l:50, (creación de los EE UU); l:55: (guerra apocalíptica), l:61 (Nazis), l:69, l:79, (profecías apocalípticas), l:98; (Napoléon) ll:5, (submarino), ll:6, Hiroshima, ll:29, Hitler;  lll:32, Segunda guerra mundial, lll:35, Mussoline; lV:15 (bloqueo nazi a Inglaterra), lV 68, (Hitler y mussoline); V:78 (Segunda guerra mundial9; Vl:51 (atentado a Hitler); etc.

Claro, estas «profecías» supuestamente se cumplieron si se les hacen serios ajustes para que coincidan con hechos posteriores. Por ejemplo, en ningunas de las «profecías» que supuestamente se refieren a Napoleón los mencionan por su nombre; ni la cantidad de bajas en los combates se corresponde con los números que se mencionan en las «cuartetas». Veamos la «cuarteta» l:98 que supuestamente se refieren a dos batallas comandadas por Napoleón:

El líder que condujo a un número infinito de gente,
Lejos de sus firmamentos, de costumbres y extraña lengua
Cinco mil serán terminados en Creta y Tesalia
Su evasivo líder escapará en granero navegante.

Esta «cuarteta» se quiere relacionar con las batallas de Las Pirámides (21 de julio de 1798), porque según algunos historiadores allí murieron cinco mil hombres. Cómo es que una persona con la capacidad extrasensorial que se le atribuye a Nostradamus no tenía ni idea de la cantidad de efectivos que comandaba supuestamente Napoleón: «un número infinito de gente», dice él (dicho sea de paso los efectivos de Napoleón no eran tanto y estaban bien contabilizados). Este «vidente» no sabía distinguir soldados o combatientes de la gente común. Tampoco tiene competencia lingüística, pues se expresa en frases agramaticales. Peor aún: no tiene la más mínima capacidad para describir un vehículo, o por lo menos de crear una metáfora compresible. Para referirse a una nave marina dice: «granero navegante» (vaya usted a saber qué significa eso).  Uno se pregunta: ¿esas «cuartetas» tan extrañas serán producto de un genio o de una mente delirante? Para mí no hay duda que  se trata de lo segundo.

Se podría seguir encontrando ambigüedades y contradicciones, por ejemplo, el líder que comandaba las tropas de más efectivos era Murad Bey (más del doble de su contrincante); este líder y su hermano Ibrahim huyeron pero no en un “granero navegante”; habla en singular cuando eran dos los comandantes; la batalla no se libró en Tesalia ni en Creta (¿él no sabía lo que era una pirámide?); etc.

Otro ardid que se ha utilizado para ajustar las «profecías» para que coincidan con algún evento es alterar la traducción. Sucede a menudo con las «cuartetas» que supuestamente se refieren a Hitler. Tomemos la «cuarteta» ll:16 en francés antiguo y luego la traducción que se hace:

Betes farouches de faim fleuves tanner;
Plus part du champe encontré Hister será
En cage e fer le grand fera treisner,
Quand rien enfant de Germain observara.

Bestias feroces por el hambre cruzarán el río
La mayor parte del campo de batalla estará en contra de Hitler
Llevará al grande en jaula de hierro
Cuando el hijo de Alemania no acate la ley.

En esa traducción hay muchas chapucerías deliberadas con el fin de hacer coincidir la «profecía» con Hitler, pero solo voy a señalar dos. Hister es el nombre latino del río Danubio. Nótese que en el contexto, aunque caótico, de la «cuarteta» lo más plausible es pensar en un río cuando se menciona Hister: desde la primera línea se menciona un río, campo de batalla es un espacio delimitado por un río, el Danubio pasa por la antigua Germania, etc. Se podría decir que la expresión: «el hijo de Alemania» se refiere a Hitler, y que por lo tanto, Hister es Hitler. Pero resulta que lo de «hijo de Alemania» es una distorsión grotesca del texto original. La última línea debe traducirse: «Cuando ningún hijo de Alemania (o alemán) lo observe». ¿Por qué tradujeron «hijo de Alemania» en vez de «ningún hijo de Alemania» y se inventaron acatar la ley? Para hacer que coincidiera forzosamente con Hitler.

Lo mismo pasa con la «cuarteta» Vl: 51, que se quiere relacionar con el atentado que sufrió Hitler en una reunión con sus comandantes.

Peuple assamblé, voir nouveau expectacle,
Princes et rois par plesieurs assistants,
Pilliers faillir, murs; mais comme miracle
le roi sauvé e trente des instants.

La traducción distorsionada que normalmente se hace es la siguiente:

 La gente reunida para un nuevo espectáculo
Habrá príncipes y reyes entre los asistentes,
Las paredes y pilares caerán,
Milagrosamente el rey y treinta más saldrán ilesos.

Las chapucerías mayores  en esta traducción están en las palabras peuple (pueblo), sauvé (salvado) y voir (ver). Las dos primeras traducidas como gente y e ileso; y la segunda,  omitida. Como realmente se produjo un atentado contra Hitler, cuando este estaba reunido con varios de sus oficiales, y todos salieron ileso, se cambió salvado por ileso. Alguien puede salvarse de un accidente o de un atentado y  no salir ileso (o sea, sin lesiones). El cambio de la palabra pueblo por gente, es para darle sentido de reunión reducida, como la que hizo Hitler con sus oficiales, pero resulta que el texto original se refiere a una multitud: el pueblo reunido. Se omite el verbo  ver, porque si la reunión del pueblo era para ver un espectáculo nuevo, como dice el texto original, entonces no se trataba de una reunión entre militares. Es obvio que si el rey y treinta más se salvaron era porque había más personas, de lo contrario habría dicho que todos se salvaron. Pero la reunión de Hitler con sus oficiales no pasaba de treinta personas.

 Claro,  hay más detalles que se obvian para ajustar los hechos a  la «profecía», como ese de que habrá príncipes y reyes entre los asistentes. No hay forma de hacer coincidir la equivalencia entre los príncipes de la «profecía» y oficiales de la reunión históricamente cierta que celebró Hitler y en la que uno de los participantes dejó una bomba para exterminar con todos los presentes. Definitivamente, no hay manera de relacionar esa presunta profecía con el atentado contra el sanguinario líder nazi.

Las «cuartetas» anteriores no son casos aislados. Leí las llamadas Profecías de Nostradamus en francés antiguo, en francés moderno y en español, y pude comprobar que las chapucerías en la traducción es una treta recurrente. Y aun así: todas las «profecías» que supuestamente se cumplieron se pueden asignar a otros eventos pasados y posiblemente que volverán a suceder. Así como sucede con los sueños.

Por supuesto, la mayoría de las «profecías» faltan por cumplirse, por repetirse su cumplimiento o por cambiar el evento o los eventos que predicen. Todo puede suceder, porque estos adefesios no dicen nada sobre nada, y pueden decirlo todo sobre todo. Entre las más precisas y trascendentes que faltan por cumplirse, estarían: ll:41 (bomba nuclear sobre Italia); V:38 (elección o sencillamente surgimiento de un papa pervertido); además de todas las «cuartetas» o «predicciones» apocalípticas.
 Cuando hay referencias con algún nivel de precisión, naturalmente, las «profecías» fallan, porque se pueden comprobar o falsar. Son muy raros los casos en que haya datos claros o precisos. Entre los poquísimos casos comprobables o falsables están las «cuartetas» lV:38, que habla de duques, reyes y reinas ocupados debatiendo problemas mundiales mientras  Grecia destruye a Turquía o Turquía a Grecia, con lo que se desencadenaría la tercera guerra mundial, según algunos. Esto no será posible, pues ya la nobleza no es la que decide las guerras. Naturalmente, se podría producir una tercera guerra mundial, pero no tendría ninguna relación con los delirios del referido adefesio.

 La «cuarteta» ll:6,  supuestamente predice  tercera guerra mundial en 1703; mientras que la X:72, parece predecir una catástrofe igual o parecida, esta vez para 1999. Por supuesto, esos augurios fracasaron rotundamente. El «adivino» de catástrofes también parece anunciar masacres y catástrofes naturales (tal vez choques de cometas contra la Tierra) para el final del siglo XX, por ejemplo, en la «cuarteta» X:74, con igual resultados que las anteriores.

No hay ni una sola «predicción» en la que se haya señalado un tiempo, un espacio o unos actores precisos que se haya cumplido. Todas las demás se pueden haber cumplido, incluso se pueden volver a cumplir; o no se pueden cumplir nunca, dependiendo del punto de vista que se tome: de fanático o de crítico objetivo.

3.  Conclusión

No hay ni una sola de las llamadas cuartetas proféticas de Michel de Nostradamus que se pueda considerar con un mínimo de rigor o seriedad. Muchas más bien parecen elucubraciones surrealistas sin la imaginación y la poesía que suelen tener las producciones artísticas de ese movimiento; otras parecen horribles pesadillas. No hay ni siquiera un hálito de esperanza para la humanidad, distinto a otras profecías. La imprecisión, la falta de textura y el fatalismo son los tres rasgos más característicos del amasijo de palabras o sopa de idea que han dado en llamar Profecías de Nostradamus.

Es cierto que es común en el discurso de las profecías la imprecisión, la falta de textura (coherencia, cohesión, informatividad, etc.) y el fatalismo, pero en Nostradamus esos rasgos son exagerados. Hay profecías en las que al menos se ofrecen datos que permiten descartar o confirmar las predicciones, y que no se basan solo catástrofe. Las Siete profecías mayas, por ejemplo, se refieren a la astronomía, el clima, el medioambiente, el comportamiento ecológico, el desarrollo de la conciencia, la mente y el alma de los humanos, etc. Además no son tan fatalistas y deterministas; dejan espacio a la esperanza. Agréguesele a esto, que ofrecen algunas  fechas, lo que le da ciertas posibilidades de falsación.

Otro rasgo de las llamadas profecías de Nostradamus es la reiteración (catástrofes naturales y guerras en Europa). Uno se pregunta por qué insiste y reitera los mismos hechos y obvia otros trascendentes: grandes descubrimientos científico (la penicilina, la estructura del ADN, el genoma humano, las leyes de la gravedad, las ley de la relatividad, el giro de la tierra alrededor del sol,  la partícula de Higgs, los planetas Urano y Neptuno, etc.);  grandes avances tecnológicos (el teléfono, el televisor, la comunicación tecnológica, el automóvil, los misiles, los cohetes, los programas computacionales, los laboratorios médicos, la construcción de grandes edificaciones, etc.);  grandes conquistas de la humanidad (viajes a la Luna, viajes no tripulados a planeta Marte, erradicación de enfermedades, abolición de la esclavitud, liberación de las colonias, surgimiento del socialismo, etc.); el desarrollo social, económico y político del mundo (producción de bienes y servicios en abundancia, la participación política del pueblo, etc.).   Por supuesto, también omite grandes catástrofes naturales, eventos desastrosos y guerras (a pesar de que estos últimos eran de su predilección).

Afirmar que las elucubraciones febriles de Michel de Nostradamus se han cumplido, solo tiene explicación por el deseo natural del cerebro humano de poner orden en el caos, como sucede con la invención de las explicaciones mitológicas y religiosas de los fenómenos, realidad o eventos de los cuales no se tienen explicaciones científicas o racionales.

Las «predicciones» de Nostradamus no se aproximan a las que supuestamente se han hecho con el programa computacional Web Bot, y nadie con un mínimo de objetividad se le ocurriría atribuirle a ese programa virtudes extrasensoriales. Mucho menos científicas. Con el Web Bot supuestamente se predijo el  blackout (apagón) en el nordeste de EE UU,  en el 2003; un  terremoto en el Océano Índico, en el 2004; la inundación de Nueva Orleans por efecto del huracán Katrina, en el 2005; entre otros eventos.  Asimismo, si la canción El Mesías de Ricardo Arjona  se hubiera propuesto como una profecía, sin duda que para muchos se habría cumplido con los atentados del 11 de septiembre del 2001 contra el Word Trade Center de New York. De hecho, hubo muchas personas que  asociaron esa canción con una predicción de los hechos. Tanto así, que el FBI investigó a Arjona sobre su vinculación con los atentados.  Entre las frases sueltas de esa canción hay muchas que podrían atribuirse, con un poco de esfuerzo, a los atentados del 11 de septiembre, por ejemplo:


Ha nacido el mesías en New York.
           Tiene un penthouse en Manhattan y un piso en París.
            Prepara un golpe  y nadie sabe la fecha.
           Tiene un socio en Japón y otro en Afganistán.
           Promueve un cambio y se ha ganado enemigos.
El caos impera, y el planeta se espanta.
Una nube de dudas le hace sombra al suelo.

Además hay palabras en esa canción muy relacionadas con el escenario y las circunstancias de en que ocurrieron los hechos: judíos, Central Park, China Town, Israel,  bolsa de valores, iglesia, fe, hereje, cielo, enviado, escolta, Magnum 45, CNN, etc.

Las profecías pseudocientíficas, religiosas, supersticiosas y delirantes se mantienen porque sus creyentes hacen todo el esfuerzo por hacer coincidir los acontecimientos con tales supuestas predicciones.