Universidad Autónoma de Santo Domingo
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El propio Dios no puede existir sin hombres sabios, dijo Lutero, y con razón. Menos aun puede existir Dios sin hombres ignorantes !esto no lo dijo el buen Lutero!
Friedrich
Nietzsche
Resumen
En
este ensayo presento una reflexión crítico- filosófica del concepto Muerte de Dios en el filósofo Friedrich
W. Nietzsche, vista como una explicación parabólica del cambio creciente
que la sociedad sigue y que sin darse cuenta se aleja de Dios. Como
resultado de la metamorfosis la humanidad va forjando cada día una nueva
civilización distanciada, queriendo o no,
del paradigma religioso. En Nietzsche vislumbro el filósofo polémico y profético
que anuncia el cambio que el ser humano no quiere aceptar. Intento explicar cómo se concibe la muerte de
Dios en su filosofía y cómo ha de entenderse en la historia humana.
Palabras claves:
muerte de Dios, moral, valores, sociedad, nueva civilización.
Abstract
In this essay I present a critical-philosophical
reflection of the concept Death of God in the philosopher Friederich W.
Nietzsche, seen as a parabolic explanation of the growing change that society
follows and that inadvertently distances itself from God. As a result of the
metamorphosis humanity is forging every day a new civilization distanced,
willing or not, from the religious paradigm. In Nietzsche I see the controversial
and prophetic philosopher who announces the change that the human being does
not want to accept. I try to explain how the death of God is conceived in his
philosophy and how it is to be understood in human history.
Keywords: death of God, morality, values, society, new
civilization.
Friederich
Nietzsche es el filósofo que emana fundamentalmente la crítica más aguda de la
religión, la filosofía, la moral y la ciencia. Según él todo lo mencionado
tiene un origen decadente y las combatió no al estilo del filósofo que refuta
errores, sino del médico que lucha encarnecidamente contra las enfermedades.
La
refutación de lo religioso – moral ocupó gran parte de su filosofía, obras como El anticristo y La genealogía de la moral
están dedicadas por completo a criticar, la primera la religión y la
segunda la moral.
La
crítica más polémica de la religión la plantea con la muerte de Dios. Este
autor es famoso por su frase “Dios ha muerto”. Pero, ¿Qué significa esta frase?
¿Cuál es el contexto real?, ¿Qué alcance tiene? ¿Se ha hecho una correcta
interpretación o se ha visto tergiversada por sectores encontrados? ¿Por qué da
miedo la muerte de Dios?
El
autor recurre a la parábola para expresar la muerte de Dios y pone la frase en
uno de sus personajes, caracterizado como un loco. Cumpliendo objetivos claros,
deja inferir que solo a un loco se le
puede escuchar decir que Dios ha muerto.
El aforismo 125 en su obra La Gaya Ciencia, lleva el título de El hombre loco. Narra cómo este
personaje es el profeta que proclama la muerte de Dios y se le escucha decir en
medio de un mundo influenciado por el poder religioso que Dios ha muerto. Ese
es el éxito que tiene el hombre frenético. Es irónico pensar que un loco pueda
ser el arquetipo de la humanidad ideal, sin embargo, por su estado inconsciente
frente a los actos morales es la figura idónea para vivir sin divinidad; para
que Dios en su vida y su mundo haya muerto.
La
historia del loco se consolida como el punto de partida para la formación de
una nueva civilización distanciada de las pesadumbres morales. Es así como se presenta el loco:
El hombre loco: ¿No oísteis hablar de aquel
hombre loco que en Pleno día corría por la plaza pública con una linterna
encendida Gritando ¡busco a Dios! ¡Busco a Dios! –Como estaban presentes muchos
que no creían en Dios sus gritos provocaron la risas’’ ¿se te ha extraviado? ’’ Dijo uno de los
circundantes. Exclamó otro ‘‘¿Se habrá ocultado?’’ ‘‘¿Es que nos tienen miedo?’’ ¿Se ha embarcado?-Así gritaron todos riendo a
carcajadas.
El loco se encaró con ellos,
y clavándoles la mirada, exclamó:
¿Qué ha sido de Dios? -
Gritó ¡Os lo voy a decir, lo hemos muerto!
–Vosotros y yo todos
nosotros somos sus asesinos… ¿Qué hicimos al desatar la tierra de su sol?, ¿A
dónde vamos?... ¿No vamos cayendo continuamente hacia atrás, hacia un costado, hacia delante, hacia todos
lados? (Nietzsche, 1990)
La
muerte de Dios, sin duda alguna, es el acontecimiento más importante en el
quehacer filosófico de Nietzsche. Es un acontecimiento cósmico del cual son
responsables los hombres. Su objetivo es
liberar al hombre de las cadenas de lo sobrenatural que él mismo había creado. Para
este filósofo, la historia humana se divide en antes y después de la muerte de
Dios. Es un hecho que todo el mundo conoce,
sin embargo, algunos se resisten a creerlo prefiriendo seguir con el antiguo
yugo que supone para el ser humano convivir con Dios.
En
las ruinas de la muerte de Dios se
construye la grandeza del superhombre, como
un rascacielos suplanta en nuestros días una vieja casucha. Ambos son muestra
del éxito que ha conquistado la humanidad a través del tiempo. Entiéndase que la humanidad ha procurado sobreponerse a
las dificultades y contratiempos
buscando confort, felicidad y
fortaleza de espíritu.
Hay
que saber que la libertad de espíritu, la
fortaleza o voluntad de poder, el vitalismo y
todos los valores nietzscheanos, solo pueden ser alcanzados en el sentido
inverso de cómo lo concibe la sociedad hoy. De manera que, en esta sociedad
llegar al éxito o ser un espíritu libre es aceptar la consecuencia de
ser reconocido como un loco. El loco es el personaje que encarna mejor el papel
que Nietzsche quiere representar sobre la moral y lo divino.
Las últimas preguntas en cuestión que el
autor pone en boca del loco, denotan claramente que la muerte de Dios es
estratégica en toda la elaboración de su pensamiento. No se trata de un no
creer en Dios o un negar a Dios sin sentido. El negar a Dios no cuestionaría en
nada los valores que Dios fundamenta, por eso el hombre loco lo busca; y deja
en claro a los ‘‘ateos’’ que el Dios en que no creen es el que ha fundamentado
los valores de la humanidad hasta ahora. Dios ha sustentado la humanidad por
milenios, es él el que ha fijado los paradigmas del bien y del mal y ha hecho
que todos los hombres obren según su
ley. Por tanto, no debemos negarlo sino más bien buscarlo, enfrentarlo y destruirlo.
Una
renegación de Dios, por un no creer o por propugnar su muerte, equivale en
último término a una destrucción de los fundamentos que Dios sostiene, es liberarse de ese gran dragón
que obliga y hace sumiso. Por eso dice Nietzsche: Dios ha muerto y tú y yo somos sus asesinos, tú que reniega su
existencia y no acepta que esa opresión milenaria exista y yo que sé que ha
existido pero declaro su muerte. Berkowitz (2000) expresa que el quedar limpio
de esta sangre es un hecho de gran trascendencia y ha llegado antes de tiempo,
es un acto que está lejos de los hombres, y sin embargo han sido ellos que lo
han cometido.
Con Berkowitz
(2000) puedo inferir que la muerte de Dios cumple varios objetivos en Nietzsche:
1. Negar
que el mundo está sometido a una única interpretación global, que corresponde
al papel o la intención de Dios.
2. Descubrir
el débil culto a un Dios que ya no es vital ni creíble.
3. Descubrir
que la moralidad carece de fundamentos en la naturaleza, la divinidad o la
razón.
4. Negar
que la naturaleza, la revelación o la razón proporcionen normas morales para el
gobierno de la vida.
Un
cambio de paradigma y una nueva civilización solo es posible si Dios no existe,
si nosotros lo matamos. Es evidente que un
cambio tan radical no todos lo entienden y aceptan, porque va vinculado a un
problema vital. Dios, el que sustenta todo los valores y el sentido del mundo,
ha muerto. El mismo Nietzsche pregunta por medio del loco: ¿Qué nos queda ahora? ¿Hacia dónde vamos? ¿No nos tambaleamos de un
lado a otro? Si este gran
acontecimiento nos pone en tal situación, la pregunta sería, ¿en qué nos
beneficia una muerte de Dios y una destrucción de estos valores?
En
el hombre loco leemos cómo levantándose
una vez dice:
‘‘Mi tiempo no es aún
llegado. Este acontecimiento inmenso está todavía en camino, viene andando; mas
aún no ha llegado a los oídos de los hombres… este acto está todavía más lejos
de los Hombres que la estrella más lejana.
¡Y sin embargo, ellos lo han Ejecutado! (Nietzsche, 1990)
Aquí
enfoca la realidad temporal del hecho. El hombre loco encuentra el suceso de la
muerte de Dios, como acontecimiento que no se ha manifestado todavía en la
realidad histórica. Por tanto, no es reconocido por la sociedad en ese momento
histórico aunque subyace patente en la humanidad. Esa es la razón de por qué el venerable anciano en su bosque, no se
ha enterado todavía de que Dios ha muerto (Cfr. Nietzsche 1999)
La
relación de la muerte de Dios con el tiempo presente está expresada en la palabra muerte. Muerto está
lo que en tiempo pasado tenía ánima pero ahora ha desaparecido. No se
quiere llegar a la nada o la
inexistencia, el principio fundamental es que terminó su ciclo vital, está
muerto. Todavía puede mostrarse su cadáver en el quehacer de la humanidad, pero
ya no habla de la vida que un día mostraba.
Esta
es pues, la manera de habérselas con Dios según el hombre loco de Nietzsche en
la realidad del tiempo histórico. Dios era en otros tiempos algo manifiesto
como un gran poder vivo, en el espacio espiritual del tiempo. La edad media fue
un gran cultivo de la religión y eso marcó el destino de la humanidad por mucho
tiempo. Pero en los tiempos modernos se
ha apartado de él la vida por el gran suceso de su muerte, aunque todavía sigue
su faz en los recuerdos. Muchas personas no se han dado cuenta que ya no
irradia vida alguna. Por eso no ha llegado la muerte de Dios al tiempo.
Una
pregunta hay que hacerse, ¿Ha dictaminado Nietzsche rectamente sobre la moral
en su época, con el dicho de que Dios ha muerto en el tiempo? No podemos entrar
aquí en un análisis extenso de la conciencia del tiempo después de Nietzsche.
No es mi objetivo. Además, si llevo a cabo
tal análisis, tampoco podría alcanzar alguna certeza. Esta indagación pertenece
a aquellas cuestiones que no pueden verificarse ni refutarse en sentido
científico.
Sin
embargo, se puede señalar el nihilismo europeo del que habla al comienzo de su
obra La
Voluntad de poder. Lo describe como
un fantasma que avanza, porque ha de seguir irremisiblemente pegado a la muerte
de Dios. El ve, sufre y soporta en su propia existencia pensante este nihilismo
europeo. (Cfr. Nietzsche, 1968)
Él
presiente la nada sin fin como amenaza que pone en peligro la vida de la época
y de los hombres, que han de vivir en ella. Expresa la sacudida de este
nihilismo en el mismo momento en que habla la muerte de Dios.
¿Es que caemos sin
cesar? ¿Vamos hacia delante, hacia atrás, hacia algún lado, erramos en todas
direcciones? ¿Hay todavía un arriba y un abajo?
¿Flotamos en una nada infinita? ¿Nos persigue el vacio con su aliento?
¿No sentimos fríos? (Nietzsche, 1990:115)
El
mejor punto para examinar el aspecto positivo de su pensamiento es su frecuente afirmación de que Dios ha muerto,
hemos dado muerte a Dios; Dios está muerto. Salta a la vista que tal afirmación
no lo haría un ateo declarado. Lo más frecuente es ver en los ateos declarados
una negación de Dios, Dios no existe, la creencia en Dios es una superstición
absurda y totalmente falta de base. En cambio la frase de Nietzsche es ‘‘Dios
ha muerto’’, hace referencia a una decadencia en la fe. El autor vislumbra que
el cristianismo ha perdido su fuerza sobre la mayoría de los europeos de su
tiempo.
El
surgimiento de la ciencia en la edad moderna viene a cambiar la concepción del
mundo, pasando de un teocentrismo a un racionalismo – empirismo. Cambio que
supone la superación de ideas mágico – religiosas y un derrumbe de la fe
cristiana.
Dado
que la civilización europea se basaba en la noción cristiana de Dios, la
desaparición creciente de la fe ha de producir necesariamente un vacio en el
corazón mismo de nuestra civilización: en el lugar de Dios viene a quedar viene
a quedar la nada.
La
situación social de Europa en el siglo XIX ayuda a explicar un poco lo que
Nietzsche profetiza. Por un lado la ola de violencia que se vive con las
guerras nacionalistas, racistas y religiosas; el cambio mental que van
produciendo las ideas científicas; los desastres naturales y el auge de las
ideas políticas marxista hacen que la sociedad se distancie de lo religioso.
Hoy
por hoy, se ve cómo la muerte de Dios
sigue en progreso. Lo contrasto con una Europa pujante del laicismo, donde se
estructuran instituciones como Europa
Laica, que promueven la separación iglesia- estado. Algunos países han
erradicado el oficialismo religioso de sus constituciones.
En nuestro país, y otras partes del mundo, se
discuten temas dogmatizados como el aborto; hay mayor sensibilidad con las
personas discriminadas por su orientación sexual, la mujer desempeña un
papel de mayor relevancia en la sociedad
y cada día más va decayendo la influencia que tiene religión en la sociedad. Un signo es que el sacerdote ya no se ve como
la figura idealizada y divinizada como hace unas décadas, ya su papel social
está más circunscrito.
Es
el indicio de una nueva civilización. Los valores están cambiando, la
trasmutación está en proceso. Pero la
sociedad no quiere aceptar el cambio, se resiste, se aferra a la idea mágico –
religiosa que ha tenido por siglos. Es necesaria
una educación liberadora, transformadora y generadora de una sociedad de
espíritu libre que forje un mejor mañana. Es necesario que un loco profetice su
muerte en la plaza para que surja la nueva civilización.
Referencias:
Berkowitz,
Peter. 2000. Nietzsche, la ética de un
inmoralista. Cátedra, Madrid
Nietzsche,
Friedrich. 2001. El anticristo:
maldición del cristianismo. Melsa S.A., Madrid.
________________.1999.
Así hablaba Zaratustra,
Edicomunicación S.A., Barcelona.
________________.
1990. La gaya ciencia. Ed. Monte
Avila, Caracas.
________________.
1968. La voluntad de poderío en: Obras inmortales, Ed. Goya, Madrid.