Bladimir Ramos
Universidad Autónoma de Santo Domingo
bladimirrb9@gmail.com
Resumen
Este ensayo pretende
dar a entender que las metáforas adquieren dimensiones contextuales que
facilitan acudir a las representaciones mentales, respecto al sistema
metafórico que se le esté dando uso. A estas conexiones le llamo niveles
metafóricos. El estado cognoscente del mundo que nos rodea, da paso a
comprender el sentido distorsionado que cómodamente nos faculta para hacer
representaciones mentales, que simbolicen o expliquen, lo que en el fondo
queremos expresar mediante las metáforas. La habilidad
de crear y comprender metáforas exige más del manejo de la pragmática, __concebida
como la encargada de estudiar los actos de habla en su contexto, __que
de la competencia lingüística. Eso se explica gracias a la dimensión pragmática
que la metáfora adopta en una situación comunicacional
contextualizada y no en el manejo de los signos lingüísticos tales como: el
léxico, el morfológico, y el sintáctico del enunciado, entendido este último
como el texto.
Palabras claves: Pragmática, contexto, sistema metafórico,
niveles metafóricos, estado cognoscente, dimensiones contextuales.
Abstract
This essay tries to give to understand that the metaphors acquire
contextual dimensions that facilitate to go to the mental representations, with
respect to the metaphoric system that is being used to him. I call these
connections metaphorical levels. The cognitive state of the world that
surrounds us, gives way to understand the distorted sense that comfortably
empowers us to make mental representations, that symbolize or explain, what we
basically want to express through metaphors. The ability to create and
understand metaphors requires more of the management of pragmatics, __
conceived as the one in charge of studying speech acts in their context, __
than of linguistic competence. This is explained thanks to the pragmatic
dimension that the metaphor adopts in a contextualized communicational
situation and not in the handling of linguistic signs such as: the lexicon, the
morphological, and the syntactic of the utterance, understood the latter as the
text.
Keywords: Pragmatics, context,
metaphorical system, metaphorical levels, cognitive state, contextual
dimensions.
Se
sostiene que la metáfora no es un artilugio literario que florece en la mente
de escritores geniales, sino que es muy frecuente en nuestro uso cotidiano de
la lengua (Lakoff y Johnson, 1986 citado por Navarro Atencio y Villareal Gómez,
2014). Puedo dar fiel testimonio de que fue hasta hace poco tiempo que comencé
a ver el concepto de metáfora más allá de lo que se emplea en los textos de
corte literario en busca de producir cierto nivel de estética en un discurso
literario. Y es que, en efecto, nuestro estado cognoscitivo nos permite
establecer relaciones analógicas entre entes tangibles, fáticos y reales para que
de ello surjan términos metafóricos que nos sirvan para designar realidades que
se encuentran representadas en nuestro sistema cognitivo creado a raíz del
vasto mundo experiencial que nos circunda.
Al respecto, algunos autores sostienen que la metáfora se haya
asociada a la concepción del mundo de los hablantes nativos de una lengua,
contribuye en la construcción social de la realidad de cada grupo cultural y en
la reproducción de imaginarios. Así, cualquier metáfora ejerce una función
cognoscitiva, en cuanto es vehículo para intercambiar verdades, creencias y
opiniones. (Chamizo, 1998:95). Si las
metáforas tienen contenido cognitivo lo tienen porque construyen, reorganizan,
determinan una misma realidad, o bien porque descubren, revelan o desvelan
nuevos elementos o relaciones previamente existentes en la realidad. (Bustos,
2000:143, ambos citado por Navarro Atencio y Villareal Gómez, 2014).
Por lo visto, esa habilidad de crear y comprender metáforas exige
más del manejo de la pragmática, __concebida como la encargada de
estudiar los actos de habla en su contexto, __que de la competencia
lingüística. Eso se explica gracias a la dimensión pragmática que la metáfora
adopta en una situación comunicacional contextualizada y no, como ya hemos
dicho en ocasiones anteriores, en el manejo de los signos lingüísticos tales
como: el léxico, el morfológico, y el sintáctico del enunciado, entendido este
último como el texto.
Aristóteles,
en su obra Poética la define así “la metáfora consiste en dar a una cosa
un nombre que corresponde a otra produciéndose una transferencia del género a
la especie o de la especie al género, o de la especie a la especie, o según
relaciones de analogía.” El concepto de metáfora, incluso en la actualidad se
presta a malinterpretaciones, debido a que esta responde a estados cognitivos
que por su naturaleza son de índole abstracta.
(Gordon,
1990 citado por Martín de la Rosa 2002) apunta, al revisar la visión de
Aristóteles sobre la metáfora, que ésta es, en cierto modo, ambigua ya que al
mismo tiempo que dice que debe suprimirse del lenguaje científico, le concede a
esta la capacidad de proporcionar al ser humano visiones intuitivas: “las
palabras corrientes comunican sólo lo que ya sabemos; solamente por medio de
las metáforas podemos obtener algo nuevo.”
En esa
misma línea, según Martín de la Rosa (2002) autores como, Hausman (1983, 1989)
y Ricoeur (1973, 1977, 1978) definen esta concepción sirviéndose de varias
características; si bien cada uno de ellos aporta diferentes matices: a) las
metáforas pueden crear nuevo significado y nuevas semejanzas; b) las metáforas
no pueden parafrasearse sin que haya una pérdida de significado; c) los
componentes de las metáforas __‘sujeto primario’ y ‘sujeto
secundario’__ ejercen una influencia recíproca entre sí que da lugar
a cambios en el significado de ambos componentes; d) en las metáforas no sólo
encontramos similitudes entre sus componentes sino también diferencias; e) las
metáforas son fuente de tensión.
Así,
tenemos que el poder de la metáfora como fuente de información se pierde en un
enunciado literal que carezca de la interacción de sus componentes ya que el
significado metafórico es el resultado de la interacción de éstos y, en
consecuencia, no hay paráfrasis que pueda proporcionar un significado
equivalente; esto es, el significado metafórico no puede reducirse a una
reproducción literal ya que se produciría una pérdida del contenido cognitivo.
La metáfora, por tanto, en virtud de su aspecto creativo se consolida como un
instrumento de uso cognitivo. (En Waggoner, 1990: 93-94 citado por Martín de la
Rosa, 2002).
Lo
cierto es que la metáfora deberá ser entendida en y de acuerdo al contexto en
que se produzca. Esto supone características como el tono, la persona que la
enuncie, el lugar donde sea emitida, a quien sea expresada y otras tantas
implicaciones que, en grado sumo, nos ayudarán a entender la metáfora en sus
distintas manifestaciones. No es lo mismo que una mujer de la que un
adolescente está enamorado le llame niño a que su madre le llame así. La misma
expresión, puede ser acogida por el adolescente cuando viene de la madre desde
su significado literal, pero al venir de la mujer que tutea, debido al aspecto
metafórico el adolescente representará en la palabra “niño” un desvío semántico
que metafóricamente puede traducirse a persona inmadura, imberbe y sin
experiencias.
Todo
ese conjunto de inferencias que permite desarrollar nuestro estado cognitivo,
dependerá, además, del momento. Puede de que, si la relación entre el
adolescente y la mujer que flirtea ya estuviera consumada, entonces, el
adolescente viera en el término niño, una representación de sutiliza y ternura
que lo mueve a pensar que la mujer lo mira como algo dulce e inocente. La
metáfora es contexto. Estados cognitivos que nos permiten percibir el mundo
desde diferentes perspectivas.
Es
importante apuntar que la metáfora nos remite a otras metáforas, que un hecho
metafórico puede dar lugar a inmensidades cantidades de metáforas. Eso se
explica, porque la misma responde a actos de habla, y estos, a contextos
comunicacionales. La metáfora puede llevarnos al inicio traslaticio de donde
surgió la metáfora originaria. Por ejemplo, en el enunciado: ¡esto está
cabrón!, en un contexto que se sitúe entre dos amigos, la metáfora subyacente
en el significante cabrón despertaría representaciones mentales que moverían al
enunciatario a pensar en algo que está difícil, que perturba, que quita la
tranquilidad, que traiciona, eso debido al estado cognoscitivo que tiene el enunciador
respecto al vocablo cabrón en un
contexto referido a la situación de infidelidad, que pueda darse entre las
parejas de esposos; por ejemplo.
De manera que las metáforas adquieren dimensiones
contextuales, que facilitan acudir a las representaciones mentales, respecto al
sistema metafórico que se le esté dando uso. A estas conexiones le llamo
niveles metafóricos. En ese tenor, es entendible que nuestro estado cognoscente
del mundo que nos rodea, da paso a comprender el sentido distorsionado que
cómodamente nos faculta para hacer representaciones mentales, que simbolicen o
expliquen, lo que en el fondo queremos expresar mediante las metáforas.
Actualmente,
en República Dominicana, los jóvenes que se dedican a expresarse a través del
dembow, para con ello materializar la representación social del país,
posiblemente sea el colectivo que mayor uso de la metáfora haga. Un ejemplo de
ello lo constituye la expresión “tú ta´ fría porque tú ta´ cabaña”. En esta
representación metafórica subyacen al menos, tres aspectos traslaticios de
palabras con determinado contexto situacional. Lo primero es, la metáfora representada
en el término fría, lo que metafóricamente en un contexto como este significa,
que una mujer está en un estado de armonía con su pareja; en estado de
tranquilidad, de sosiego, de calma como lo representa el frío. La siguiente
metáfora presente en esta expresión de un dembow dominicano, descansa en el
significante cabaña. Ese término nos remite a realizar una representación
metal, que nos mueve a pensar en sexo.
Ahora
bien, las mencionadas metáforas son las que les dan paso a lo que yo le llamaría
metáfora macroestructural, porque las dos metáforas mencionadas (fría y
cabaña), juntas, permiten inferir que la mujer de la que se habla en esa
expresión, debido a que le da sexo al joven cuando este lo desea, puede
conseguir de dicho joven, lo que quiera, lo que hace de la relación de esa pareja,
una situación cargada de armonía y sin discusión o problema de ningún tipo; eso
debido a que ella “está fría porque está
cabaña”. La macroestructura semántica de esta metáfora, se descodificaría como
que la mujer lo satisface sexualmente siempre que él se lo pida y sin pretexto
alguno y eso crea un ambiente de tranquilidad y estabilidad entre ambos.
De
esta inferencia, extraída de los sentidos ocultos de la metáfora, se puede
realizar, incluso, una inferencia abductiva que daría paso a pensar que
posiblemente dicha joven le brinda servicio sexual a la persona que emite el
enunciado por concepto de paga. Lo que claramente abriría las puertas para el
comienzo de un análisis sociológico acerca del tema de la prostitución en RD.
Lo
mismo ocurre con la expresión “hasta donde dice Cirilo” se dice de un cuchillo
que era utilizado para matar a las vacas que posteriormente serían vendidas en las
carnicerías, dicho cuchillo tenía gravado en el mango la palabra Cirilo. El
cuchillo con el que mataban las vacas solo llegaba al corazón de estas cuando era
enterrado hasta al cabo, hasta donde dice Cirilo. De ahí que esta expresión sea
empleada en un ambiente coloquial y en alusión al sexo, queriendo dejar dicho
que el hombre llega hasta el final de la hendidura de la mujer; hasta donde
dice Cirilo.
Del
mismo modo, ocurre con la expresión dembowsera, “tú ta´ mofle” la metáfora
contextual que simboliza esta expresión, encierra distintas connotaciones
significativas. Lo primero es que esta expresión, se sitúa en el uso y contexto
de donde se localiza el sustantivo mofle, lo que permite decir, que a través de
la metáfora MOFLE se le dice a quien se le exprese esta palabra, “que está
atrás, abajo, y caliente”. De esto puede deprenderse, que esta metáfora, más
que decirle literalmente lo que representa ser un mofle, en una situación
concreta, busca decir de manera distorsionada que quien esté mofle, es una
persona que está atrasado, anticuado, retrógrado, y apache. En sentido general,
se puede entender a través de esta metáfora como algo o alguien inservible;
mofle.
Lo
mismo sucede con la palabra mangar, la misma en un contexto coloquial y
marginal del término, se presta a crear designaciones semánticas que claramente
se presentan para crear metáforas en los contextos en que sea empleada;
utilizándose, en situaciones tales como: Te mangaré una bofetada que se puede
entender como te daré una bofetada. Me la mangaré, esta expresión dependiendo
de cuál sea el contexto en el que se esté hablando puede significar, me la
robaré, pero si la situación comunicacional se estuviera refiriendo a una
mujer, esto podría simbolizar, que el individuo poseerá sexualmente a la mujer.
Del
mismo modo, existen acepciones de la palabra mangar, tales como: Mangaré ese
joven que es igual a me conseguiré ese joven. Mangué este carro que simboliza
compré este carro. Mangué la tabla que en un argot de calle se traduciría como:
conseguí o tengo la pistola. Mangue ahí= agarre ahí. Mángala=
agárrala. Estos ejemplos, nos hablan de lo acelerada que está la cultura, y que
cada vez más los pueblos crean designaciones semánticas a través de ciertos
términos, que les permiten ir de la mano con una cultura mediática y
apresurada. Emplean términos, que llevan hacia situaciones comunicacionales que
les permiten ahorrarse palabras; utilizando términos que designen con un mismo
vocablo distintas realidades que, gracias a nuestro estado cognitivo, permite
ver el mundo desde una dimensión metafórica del lenguaje.
Puedo enumerar
un gran listado de metáforas cotidianas utilizadas por los jóvenes que
representan el género “musical” urbano, y es que la metáfora presenta la percepción
del mundo de los hablantes de un determinado pueblo. La metáfora cotidiana
representa la concepción social de la realidad de cada grupo cultural. Es una forma
de representar la realidad. Debido a eso
cuando esos jóvenes acuden a metáforas que tienen en el fondo un matiz
vinculado con el sexo desenfrenado, la droga, asesinatos, corrupción y otras
degradaciones humanas, es porque su contexto le facilita tener esa
representación mental de su entorno.
Desde
luego, cualquier metáfora ejerce una función cognoscitiva, en cuanto es
vehículo para intercambiar verdades, creencias y opiniones. Un ejemplo de ello,
lo constituyen las creaciones metafóricas: A esa le picho el juego, abrió gas, bultero, paquetero, no me dé cotorra,
dame lu´, dame la verde, y otras representaciones metafóricas que en diferentes
contextos dominicanos pueden significar, simbolizar e incluso; crear
nuevos significados y nuevas semejanzas. Preferimos no agrandar el listado por
asunto de espacio, además, que este sería un compromiso que será consumado en
otro trabajo, especialmente sobre la
metáfora en el discurso, vista desde el sistema metafórico de la República
Dominicana.
Referencias
bibliográficas
- De la Rosa M. 2002. Estudio contrastivo de la metáfora en el discurso periodístico: el
conflicto de las vacas locas en la prensa española e inglesa. (Tesis doctoral)
Universidad complutense de Madrid, España.
- Navarro Atencio y Villareal Gómez. 2014. La conceptualización metafórica de la vida y de la muerte. Análisis cognitivo de
epitafios en los cementerios de Cartagena. (Tesis de grado) Universidad de
Cartagena de Indias D.T. y C.